Los Violines y Los Angelitos

Escribir, escribir, escribir 
Cantar, cantar, cantar 
Cura cura cura
Sana sana sana
Calma calma calma

En Zihuatanejo Gro. corría el año tal vez 1963/1965 yo tenía 3/5 añitos....Recuerdo como si fuera ayer... Mis manitas asidas a la desvencijada ventana azul cielo con barrotes de Fierro de aquella vieja casita montada en el Cerro de los mangos, en la col. Vicente Guerrero, exactamente frente donde hoy es la Unidep, yo veía el camino desde arriba, único acceso a zihuatanejo en aquel tiempo; por ese camino entraban y salían los viajeros a Acapulco o hacia el limón, era muy tempranito el sol aún no salía cuando de repente escuchaba entre tanto silencio la música tenue de un violín y una guitarra y corría hacia la ventana que daba a la polvosa y angosta Carretera, sabía que junto a esa ventana pasarían los músicos acompañando el cortejo fúnebre de un niño o niña, la música variaba pero el dolor no, el llanto tampoco, observaba desde arriba un diminuto ataúd casi siempre blanco el cortejo iba a pie y el padre y la madre iban por delante encabezando la triste caminata, el padre siempre llevaba la cajita blanca que contenía el cuerpecito inerte del bebé, mi mamá decía que era un angelito.

Siempre he sido sensible a la música y esa música precisamente, me ponía tan triste como a los padres que llevaban a su hijito, la música me decia: tristeza y llanto e internamente me movía un cúmulo de emociones....han pasado muchos muchos años mas de cincuenta años y en aquel tiempo no habia grabadoras ni nada de esas cosas, pero en mi mente infantil quedó grabada esa música que cuando la escucho me lleva a colocarme frente a la vieja y desvencijada ventana de mi humilde casita, veo los angelitos llevados por sus papás a la morada eterna. Cierro los ojos y el recuerdo sigue vivo y la musiquilla del viejo violín aún me moja las pestañas como si fuera la misma niña aquella de tres o cinco abriles.

La primera vez que vi este ritual le pregunté a mi mamá: Amá ¿qué es eso que va allá abajo? y ella me respondió: Van a sepultar a un angelito al Panteón del Limón y ellos se van con su música hasta el cielo, se llevan sus vinuetes les nombraba mi mamá, en aquéllos años las muertes de los angelitos eran muy muy frecuentes y se acostumbraba llevarlos al camposanto muy temprano, yo muchas veces escuchaba el violín estando aún en la cama y mi corazón se encogía y me levantaba corriendo hacia la ventana que daba frente al aeropuerto en aquel tiempo. Como dije antes en esos años no había televisión ni teléfonos ni grabadoras ni radio, sólo existía la percepción, la sensibilidad, la intuición, la emoción y el corazón, y yo grabé ahí los recuerdos, la música y el sentir de los dolientes.

Hoy aquí recorro la cinta y le pongo un vinuete a mi corazoncito que desde hace unos días está triste...

Lupita Maldonado

Finca Badihuiini Playa Larga Zihuatanejo

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