La mafia no perdona…

Peneyo era listo y maldoso, tras su apariencia de dejadez, parte de su tiempo lo dedicaba a cultivar su propia hierba para fumar. La marihuana la sembraba entre las plantas del jardín de su mamá y su cultivo lo tenía tan bien cuidado que para ese propósito hizo el gallinero para tener controladas las gallinas.

Pero un día alguien de la familia entró a darles maíz olvidando cerrar la puerta del gallinero, así que las gallinas se salieron y en un santiamén invadieron el jardín.

Cuando peneyo se dio cuenta de la tragedia era porque las gallinas casi dejaban pelonas las hojas de sus matas de marihuana y ninguna orden atendían, así que montó en cólera cuando vio perdido su cultivo. Tomó lo primero que encontró a la mano para dar su castigo merecido a las gallinas. Cuando su mamá entró a la casa de regreso del mercado se encontró a peneyo dando cuenta de la última gallina que golpeaba con el palo de la escoba.

¡Por Dios peneyo! Estas matando las gallinas-- ¿Qué te hicieron? Con toda la calma del mundo, arrastrando las palabras como lo hacen los gangosos, contestó. – La mafia no peldona.--

Texto de Silvestre Pacheco | Re cuentos de la vida costeña

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