La Plaza Olof Palme de Zihuatanejo, un mensaje de paz.

Por: Silvestre Pacheco León

Las palmeras de la Plaza Olof Palme se mueven silenciosas junto al canal de la Boquita de Zihuatanejo; aquí la gente pasa y pasa durante todo el día, pocos recuerdan el significado y el mensaje de paz que hay en su historia.

Hace 33 años estuvo en Ixtapa Gabriel García Márquez leyendo el discurso “El cataclismo de Damocles”, contra el armamento nuclear y el riesgo de una catástrofe mundial por consecuencia de las potencias mundiales de Estados Unidos y la Unión Soviética, negadas a frenar la carrera armamentista cuyos excesos daban cuenta del poder destructivo almacenado para aniquilar doce veces “todo rastro de vida en la tierra”. 

En Agosto de 1986, los integrantes del llamado Grupo de los Seis, formado por líderes neutrales de cuatro continentes eligieron el puerto de Zihuatanejo para concluir su reunión con el llamamiento a la inteligencia universal, capaz de poner alto a la carrera armamentista entre las dos potencias mundiales que protagonizaban entonces la llamada Guerra Fría. 

Con la derrota ideológica y política del socialismo cesó la carrera armamentista, cayó el muro de Berlín y se impuso el sistema capitalista en el mundo con todas sus secuelas de dominio manifiesto en las abismales desigualdades económicas. 

La amenaza nuclear se detuvo como lo pretendía aquel grupo que entonces contó con la presencia del presidente de México, Miguel de la Madrid, el de Argentina, Raúl Alfonsín, los jefes de gobierno de Grecia, Andreas Papandreu; de Suecia, Ingvar Carlsson y de la India, Rajiv Gandhi, así como el ex presidente de Tanzania Julios Nyerere, dando paso a la amenaza actual del cambio climático que está convirtiendo a la amazonía en un infierno de calor por los incendios provocados. 

Para conmemorar esa reunión que distingue a los costeños, se construyó a un costado del Museo Regional de la Costa Grande la plaza Olof Palme, como homenaje al ministro sueco que fue vicepresidente de la Internacional Socialista y miembro del Grupo de los Seis y, quien en su calidad de primer ministro de Suecia, fue asesinado en Estocolmo en febrero de 1986, seis meses antes de su reunión en Ixtapa. 

La sobria plaza conmemorativa diseñada por el arquitecto José Antonio Priani Piña, (portador de un premio internacional de diseño en Japón, quien se quedó a vivir en Zihuatanejo a partir de la segunda mitad de los ochenta del siglo pasado, y murió hace algunos años), consta de una gigantesca y sólida piedra volcánica que respalda a las seis palmeras plantadas ahí, que por sí mismas son un monumento y testigos mudos de los cambios que vive el mundo.

“Un gran novelista de nuestro tiempo se preguntó alguna vez si la Tierra no será el infierno de otros planetas. Tal vez sea mucho menos: una aldea sin memoria, dejada de la mano de sus dioses en el último suburbio de la gran patria universal. Pero la sospecha creciente de que es el único sitio del Sistema Solar donde se ha dado la prodigiosa aventura de la vida, nos arrastra sin piedad a una conclusión descorazonadora: la carrera de las armas va en sentido contrario de la inteligencia.”

¿Verás igual la plaza cuando pases por ahí?

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