Por Rodrigo Campos Aburto - Cronista de Zihuatanejo -
Como preámbulo a esta crónica, voy a hacer una breve reseña de la historia del cine. Se tiene a los franceses Louis y Auguste Lumiere, como los creadores del cinematógrafo, quienes el 28 de diciembre de 1895 realizaron la primera proyección pública de imágenes en movimiento pero sin sonido, en un principio el cine era mudo o silente, en esa modalidad hizo época Charles Chaplin. La primera película hablada se exhibió el 4 de febrero de 1927 y se llamó El Cantante de Jazz, protagonizada por Al Jolson. En nuestro país la primera película sonora fue “Santa”, basada en el libro homónimo de Federico Gamboa y se estrenó el 30 de marzo de 1932, la protagonista fue Lupita Tovar (Matías Romero, Oax., 27 de julio de 1910-Los Ángeles, California, 12 de noviembre de 2016).
Hablar del cine en Petatlán, nos lleva a referirnos al matrimonio formado por los Sres. Adalberto Tena Palacios y Fe Angélica Serna Maciel, ambos ya finados, originarios de Petatlán, Gro., él nació en 1922 y ella en 1929, formaron un matrimonio que duró 51 años, habiendo procreado cuatro hijos: Jorge Adalberto, Alma Rosa, Alejandro y Fe Jazmín.
Don Beto Tena, en su natal Petatlán aprendió a leer, escribir y sacar cuentas con un profesor particular apellidado Adame y ayudaba en los negocios de sus papás, Máximo Tena, originario de Ario de Rosales, Mich. y Eduarda Palacios, oriunda de Pantla, Gro., quienes procrearon cuatro hijos: Micaela, Luis, Adalberto y Máximo. Los papás de don Beto se dedicaban a la agricultura y al comercio, tenían un billar y una tienda de abarrotes.
Doña Fe era hija de los señores José María Serna, originario de San Luis la Loma, Gro. y doña Eduarda Maciel, de Petatlán, él era agricultor y dedicado a la compraventa de ganado, falleció a edad relativamente temprana, dejando ocho hijos, todos muy jóvenes: Francisca, Ma. Guadalupe, Eligio, Pablo, María, José María, Fe Angélica y Patricia.
A principio de los años 40, el joven Beto, hizo amistad con un telegrafista que llegó por entonces a Petatlán de nombre Gilberto, (no se recuerda sus apellidos), quien le habló de un invento llamado cine, del cual en esta zona de la Costa Grande casi nadie tenía la más remota idea y lo invitó a ir a Acapulco para conocerlo y allá van a la Perla del Pacífico por vía marítima, ya que por tierra era cansado y muy largo el viaje. Al joven Tena le entusiasmó el cine y pensó que sería buen negocio en Petatlán y al regresar a este lugar, su papá le prestó el dinero necesario para comprar el equipo y una planta de luz, lo que hizo en la ciudad de México, junto con el telegrafista, con quien se asoció y para empezar el negocio, entró en contacto con el Sr. Alejandro Sotelo, quien en Acapulco tenía la distribución de películas, dicha persona lo apoyó y al terminar la sociedad con el telegrafista, don Beto se asoció con aquella persona quien lo apoyó y se hicieron muy buenos amigos y compadres, el Sr. Alejandro Sotelo sería el padrino de los cuatro hijos del matrimonio Tena Serna e incluso uno de ellos lleva el nombre de aquel personaje.
La sociedad de Gilberto y Tena echó a andar el primer cine en Petatlán que se llamó El Encanto, ubicado en el centro de aquella población, en un solar de la Sra. Loreto. La primera cinta fue exhibida el 6 de marzo de 1942 y fue una película muda, seguramente de Charles Chaplin, El Gordo y El Flaco, Rodolfo Valentino o Pola Negri. El primer operador del cinematógrafo lo era el propio Adalberto Tena.
Al asociarse don Beto con don Alejandro Sotelo, cambian de nombre al cine y con las iniciales del segundo de ellos: la A y la S y el apellido del primero: TENA, le llaman ATENAS y se cambió a la casa de la familia Anzo y ahí, en el año de 1943, se exhibe la primera película sonora mexicana: SANTA. En 1945 el cine Atenas se cambia a un terreno ubicado a espaldas de la Presidencia Municipal, mismo que se le compró a la Sra. María Fabre Ruíz Sánchez. Este legendario cine cerró sus puertas el año de 1990 con motivo de la falta de cinéfilos debido al auge de los videos casetes. En ese cine trabajaron como operadores o “cácaros”, entre otros, Chucho “La Loba”, Rogaciano Peregrino (muchos años después se dedicó a vender billetes de la Lotería Nacional en Petatlán y Zihuatanejo), Chucho “El Nopalero”, José Abarca, Adán Pérez y Feliciano de la O, algunos de ellos también vinieron a trabajar al cine que se estableció en Zihuatanejo.
Respecto del origen de las paletas de coco y de vainilla que se expenden en el cine Paraíso de Zihuatanejo y que son una delicia, me dice mi amigo Alejandro que en la década de los sesentas, el cine Atenas pasaba por una mal racha y a doña Fe Serna se le ocurrió comprar una máquina paletera, misma que le vendió un proveedor de Acapulco de nombre Vicente Zárate Rubí, quien le enseñó a elaborar aquellas paletas, sin que doña Fe le enseñara la fórmula de las mismas a ninguno de sus empleados y sólo se la enseñó y dejó como herencia a su hija Alma Rosa. Recuerdo que una ocasión un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico de esta Ciudad y por encargo de una inocente maestra, le fueron a pedir a doña Fe la fórmula para hacer esas ricas paletas y obviamente no se las dio. Sabiendo esos muchachos que yo era amigo de la familia Tena Serna, se acercaron a mí para que les ayudara a que doña Fe les pasara dicha fórmula y yo les dije que si pensaban ellos que la señora era tonta y me dijeron que no les parecía que lo fuera, pues entonces búsquense su propia fórmula de hacer paletas porque las del Cine Paraíso no se las darán.
Un amigo de Petatlán me contó la siguiente anécdota: en los tiempos en que el cine sonoro era una novedad, solían ir a ver películas tanto vecinos de esa población como de lugares aledaños, así uno de los señores principales de San Jeronimito solía ir en su camioneta con su esposa e hijos al cine Atenas, llevando sus cómodas sillas y acostumbraba pasar a la casa de un compadre y tocayo suyo a invitarlo a ir al cine, lo que generalmente hacía llevando también una silla. En ese entonces empezaban a proyectarse películas de la Metro Golden Mayer, las que se iniciaban presentando una imagen con dicho nombre y un león rugiendo y moviendo la cabeza y así, en una ocasión en que van los compadres al cine y al empezar la cinta con la presentación de la imagen del león, le dice el amigo de Petatlán al de San Jeronimito: Vámonos compadre, esta pinche película ya la vimos y se salieron sillas en mano, medios frustrados por la supuesta repetición de la película.
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